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Fundición a la cera perdida

Taller de microfusión

La fundición es conocida desde tiempos muy remotos. En la antigüedad, el hombre descubrió que si calentaba el cobre hasta alcanzar el estado líquido, lo decantaba en un molde y lo dejaba enfriar, podía obtener una variedad de formas.

Con el tiempo, el proceso de fundición fue mejorando hasta alcanzar una técnica que permitió la reproducción de objetos previamente creados en un material que más tarde pudiera ser eliminado, como la cera, utilizando moldes desechables. Fue el inicio del proceso de “fundición a la cera perdida”.

El concepto “cera perdida” debe su origen a que este proceso se realiza con la ayuda de un modelo de cera, que se recubre con un material refractario con el que se forma el molde y que, más tarde, se quema para eliminar la cera que “se pierde”.

Esta técnica tan apasionante, con la ayuda de maquinaria moderna, es la que utilizamos en Platagonia para desarrollar nuestra colección exclusiva “Platagonia 925”. Realizada a partir de la aleación de plata fina (pureza 999) y cobre electrolítico, ambos en formato de granalla, para obtener joyas de calidad con una pureza de primera ley, es decir “plata 925”.

A partir de un diseño pensado en combinar, dos elementos se integran perfectamente, como son la plata y el cuero, pero una forma diferente a la tradicional. Así comienza la etapa creativa.

Modelamos nuestras piezas en cera y luego de encontrar el modelo deseado pasamos al proceso de fundición mencionado antes.

Después tendremos que trabajar manualmente sobre cada pieza, anillos, pulseras, cierres, y cada una de nuestros diseños. Si hace falta también soldar, y luego dar el acabado final para montar las joyas.

Nuestras joyas son de aspecto rústico y elegante las usan mujeres y hombres y se pueden combinar a pedido de nuestros clientes poniéndose en contacto con nosotros.

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El cuero crudo y la soguería

El cuero se usa desde hace miles de años. En la Prehistoria se lo utilizaba, entre otras cosas importantes, para fabricar la vestimenta y las paredes de las casas. Y en cierto modo, todas las culturas, de alguna u otra forma, participaron en la transformación de este material.

El cuero crudo en principio fue utilizado, hace aproximadamente cuatro siglos por los habitantes originarios y el gaucho de la pampa argentina y también del Uruguay, que confeccionaban trabajos con tientos -con los cuales hacían costuras, botones, nudos, trenzas, en infinitas formas y variedades- hasta cinturones y algunas prendas típicas, dando lugar a un nuevo oficio artesano, la soguería. Es el más autóctono arte argentino.

Hoy en día existen acreditados artesanos que tienen una extensa experiencia en el trabajo con el cuero crudo y que con paciencia meticulosidad y mucha innovación han creado hermosas artesanías que implican un privilegio poseerlas.

Es conveniente saber que para el gaucho, el cuero crudo es el que no tiene ningún tratamiento realizado; mientras que el cuero curtido es el que se somete a diferentes tratados químicos y vegetales.

El trabajo del soguero comienza con la elección de la materia prima: El cuero. Este debe seleccionarse cuidadosamente ya que siempre posee marcas que son cicatrices de heridas que por diferentes causas ha tenido el animal.

Hacer todos los pasos de forma minuciosa es la única manera de obtener como resultado un trabajo prolijo y suave, imprescindible para la confección de collares, pulseras, y otras artesanías.
Normalmente, el cuero crudo se trabaja combinado con el cuero de potro, del cual surgen los tientos. Elemento fundamental en la soguería, ya que se utiliza para coser, unir, tejer, etc.

Su proceso es lento y trabajoso, y cada paso es fundamental para lograr una pieza de calidad.
Todos los pasos deben llevarse a cabo de manera impecable, ya que el trabajo previo permitirá alcanzar finísimos espesores en etapas posteriores, dando como resultado un producto sumamente delicado y exclusivo.